Oseas 14. La súplica para regresar y la promesa de plena redención. Éste capítulo, es una culminación adecuada para el mensaje de Oseas. El profeta presenta su última exhortación a su pueblo para que abandone su iniquidad y se vuelva a Jehová. Aún no era demasiado tarde. Pero el día de la oportunidad se esfumaba rápidamente. Nubes de guerra oscurecían el horizonte oriental. Asiria estaba en el cenit de su poder y sus ambiciones imperialistas pronto devorarían a la nación de Israel, enloquecida por los ídolos y ebria con sus vicios. Puesto que el ministerio profético de Oseas se extendió hasta el reinado de Ezequías (cap. 1: 1) y la caída de Samaria ocurrió en el 6.º año del reinado de este monarca (2 Rey. 18: 9-10), es posible que este mensaje final fuera dado poco antes del día decisivo de la sentencia de muerte. Como los mensajes individuales del libro no están datados, es imposible ubicar con exactitud las fechas de los mismos.
Pero el Señor se esforzó por medio de Oseas para que la perspectiva fuera lo más atrayente posible, con la esperanza de que no fuera rehusada la invitación. La exhortación constituía, pues, un clímax adecuado para el libro.
¿Quién es sabio? Oseas termina su profecía rogando a su pueblo que preste muchísima atención a todas las palabras que Jehová ha hablado mediante él.
En cuanto a una definición de la verdadera sabiduría, ver com. Prov. 1: 2.
Y el dilema fue presentado claramente delante de los israelitas. Ante ellos había dos rumbos: o podían continuar en sus caminos de impiedad y cosechar los inevitables resultados, o podían volverse de todo corazón a Dios y lograr la salvación. Los caminos del Señor, como son rectos e inmutables, se cumplirán a pesar de lo que el hombre pueda hacer (Mal. 3: 6; Sant. 1: 17). Si los seres humanos se pierden, la culpa será de ellos, pues Dios los ha puesto frente a todos los alicientes posibles para que sigan la senda correcta.
Versículos (1-3) Exhortación al arrepentimiento. (4-9) Promesa de las bendiciones de Dios.
1 Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído. 2 Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios. 3 No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia.
4 Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos. 5 Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. 6 Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano.
7 Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano. 8 Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será hallado tu fruto. 9 ¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; más los rebeldes caerán en ellos. (Oseas 14).
1. Vuelve. El cap. 14 es una culminación adecuada para el mensaje de Oseas. El profeta presenta su última exhortación a su pueblo para que abandone su iniquidad y se vuelva a Jehová. Aún no era demasiado tarde. Pero el día de la oportunidad se esfumaba rápidamente. Nubes de guerra oscurecían el horizonte oriental. Asiria estaba en el cenit de su poder y sus ambiciones imperialistas pronto devorarían a la nación de Israel, enloquecida por los ídolos y ebria con sus vicios. Puesto que el ministerio profético de Oseas se extendió hasta el reinado de Ezequías (cap. 1: 1) y la caída de Samaria ocurrió en el 6.º año del reinado de este monarca (2 Rey. 18:9-10), es posible que este mensaje final fuera dado poco antes del día decisivo de la sentencia de muerte. Como los mensajes individuales del libro no están datados, es imposible ubicar con exactitud las fechas de los mismos.
Has caído. Heb., "tropezaste" o "tambaleaste".
2. Llevad con vosotros. Quizá sea una alusión al requerimiento de la ley mosaica que "ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías" (Exo. 23: 15). El pueblo podría haber esperado que, como parte de su regreso a Dios, el Señor pediría sacrificios de animales u ofrendas materiales. Pero el profeta no demandó nada de eso. Todo lo que exige el Señor es una sencilla súplica en busca de misericordia, acompañada por sincero arrepentimiento y confesión (ver com. Sal. 32: 1).
Toda iniquidad. El pecado del que ha habido un completo arrepentimiento puede ser ampliamente perdonado; y una vez que se ha perdonado se quita de la cuenta del pecador (ver com. Sal. 32: 2). Acepta el bien. Quizá sea una petición para que Dios aceptara como "bien" la confesión del arrepentido.
Ofrenda. Heb., parim, "becerros". La eliminación de una consonante da la variante "fruto" (BJ). Esta variante tiene el apoyo de la LXX y las versiones siríacas, y concuerda con el contexto. Si se retiene el significado de parim, el sentido parece ser que el pueblo ofreciera "palabras de súplica" en lugar de los becerros ofrecidos como sacrificios. En la frase "fruto de labios", de Heb. 13:15, quizá haya una alusión a Ose. 14: 2.
3. Asirio. El pueblo hace un voto respecto a tres de sus pecados más resaltantes: haber esperado ayuda de Asiria, ver cap. 5: 13; 7: 11; haber confiado en los caballos y carros de Egipto, ver Ose. 7: 11; cf. Isa. 31: 1; y haber persistido en el pecado de la idolatría, ver Ose. 13: 3; cf. Isa. 42: 17.
4. Yo sanaré. Dios responde a la oración de arrepentimiento. La apostasía es considerada aquí como una enfermedad. Sólo el Médico divino puede curar las enfermedades del alma (cf. Jer. 8: 22; Mat. 9: 12).
Su rebelión. "Sus apostasías" (VM). Heb. meshubah, de la raíz shub, "volver", "retornar", y por lo tanto volver al mal, apostatar.
Los amaré de pura gracia. Cuando los pecados son perdonados y la justicia de Cristo cubre al pecador, entonces, aunque haya sido pecaminoso, es aceptado delante de Dios como si nunca hubiera pecado. El registro de sus pecados pasados no se le carga más en ninguna forma, y Dios lo ama, así como ama a su propio Hijo (ver CC 61).
5. Como rocío. En los países donde llueve poco, el rocío ayuda a refrescar las plantas que necesitan agua. Por esto el rocío se convierte en un símbolo de fertilidad, y la ausencia de rocío en un símbolo de sequía y devastación. Así también Dios era la fuente de la fertilidad espiritual de Israel. Así como el rocío desciende cada noche, así también Dios día tras día proporciona la gracia suficiente para la jornada diaria.
Florecerá como lirio. Una figura que sugiere cualidades tales como belleza, pureza, perfume y rapidez de crecimiento (cf. Mat. 6: 28-29). sus raíces. Las raíces del lirio son débiles, y por lo tanto no son una figura adecuada para la estabilidad prometida a Efraín. Como el Líbano. Puede tratarse de los cedros del Líbano o de las montañas del Líbano.
6. Ramas. Heb., yoneq, "vástago" o "brote".
Como la del olivo. Cf. Jer. 11: 16. El olivo ha sido llamado el monarca de los frutales de Palestina. Era especialmente valioso. Su aceite se usaba como alimento y como combustible para luz. Sus frutos, tan abundantes y útiles, su verdor, tan espléndido, y su follaje, tan permanentemente fresco, proporcionaban un símbolo vivo de la gloriosa perspectiva de Efraín.
7. Volverán. Efraín podría haber comprendido la gloriosa perspectiva que aquí se describe. El Señor se esforzó por medio de Oseas para que la perspectiva fuera lo más atrayente posible, con la esperanza de que no fuera rehusada la invitación. La exhortación constituía, pues, un clímax adecuado para el libro.
Su sombra. Si Jehová es aún el que habla, debiera decir "mi sombra", aunque una traducción tal implica un ligero cambio en el hebreo. Por otro lado, aquí podría estar hablando el profeta, en cuyo caso se explica el cambio de persona.
Como trigo. La cláusula dice literalmente: "Hará vivir el grano". La LXX traduce: "Vivirán y estarán llenos de grano".
8. Dirá. Si bien esta palabra ha sido añadida, parece completar lógicamente la idea.
Yo lo oiré. La forma verbal puede considerarse como si expresara en forma redundante una acción, tal como podría expresarse en la cláusula: "Yo soy el que oye". La LXX presenta otra variante en ésta y en la frase siguiente: "Lo he afligido, y lo fortaleceré". Haya. "Ciprés" (BJ). Heb. berosh, probablemente ciprés. Algunos identifican berosh con el enebro fenicio.
9. ¿Quién es sabio? Oseas termina su profecía rogando a su pueblo que preste muchísima atención a todas las palabras que Jehová ha hablado mediante él. En cuanto a una definición de la verdadera sabiduría, ver com. Prov. 1: 2.
Andarán por ellos. El dilema fue presentado claramente delante de los israelitas. Ante ellos había dos rumbos: o podían continuar en sus caminos de impiedad y cosechar los inevitables resultados, o podían volverse de todo corazón a Dios y lograr la salvación. Los caminos del Señor, como son rectos e inmutables, se cumplirán a pesar de lo que el hombre pueda hacer (Mal. 3: 6; Sant. 1: 17). Si los seres humanos se pierden, la culpa será de ellos, pues Dios los ha puesto frente a todos los alicientes posibles para que sigan la senda correcta (Deut. 30: 15-20). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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